Los que me conocéis sabéis muy bien que no me puedo estar quieta mucho tiempo. Me gusta estar metida en muchas cosas que llenen mi vida.
Todo esto viene porque hoy os voy a hablar de una de las últimas cosas a las que me he metido y de las cuales cada día me siento más contenta de pertenecer.
Este verano, por casualidad, un buen amigo, Carlos, nos propuso crear un grupo de voluntarios que intentara ayudar y apoyar al equipo de nuestra ciudad en los malos momentos que están viviendo y sin pensarlo me vi involucrada en ese nuevo reto.
Desde el primer día hemos conectado unos con otros llegando al punto de planear y realizar cosas como amigos y estar deseando que llegue el domingo para animar a nuestro equipo que nos ha unido.
Los domingos que tenemos partido, cuando me despierto ya empiezo a sentir un cosquilleo, ese cosquilleo sinceramente no creo que sea por el fútbol ya que no entiendo demasiado de ello, es porque ya estoy pensando en que veré a mis voluntarios.
Cuando llega la hora de comer ya estoy deseando que lleguen las 15:30 para llegar al campo y ponernos en marcha.
La verdad es que lo pasamos genial, reímos, hablamos, gritamos, corremos, cantamos y sobretodo estamos ayudando a nuestro equipo a seguir adelante.
Cuando todo esto empezó, era como un nuevo reto que a día de hoy yo creo que poco a poco lo estamos haciendo muy bien. Nos hemos encontrado obstáculos, malas caras, comentarios poco apropiados, etc.
Desde aquí quiero decir a todos aquellos que no comprenden la acción de los voluntarios, que existen muchos equipos que tienen voluntarios y que si tienen alguna duda sobre nuestro labor no duden de pararnos a cualquiera y preguntarnos que gustosamente le aclararemos las dudas o le explicaremos lo que haga falta.
También dar las gracias a la prensa por su trato tan cercano desde el primer día, al club por confiar en nosotros y a Carlos y Amelia por crear este grupo de locos que hemos terminado siendo una familia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario